«El niño que no juega o tiene una espina en el pie o la tiene en el corazón». Esta frase nos inspira en el tiempo libre. En la parroquia los campamentos son tradición y espacio educativo que cuidamos con mimo. Tiempo para experimentar el Reino de Dios en pedacitos que se graban en el corazón.
Reir, soñar, sufrir con la marginación y la pobreza, fortalecer el carácter en las laderas de la montañas, fregar, trabajar juntos... son verbos para asegurar que los que no juegan sea por espinas en los pies.
En el mes de enero comienzan los trabajos para todas las actividades de verano con más de cuarenta voluntarios implicados.